29 de marzo de 2006
Proceso a la ignorancia por Antonio Zapata Pérez

El mar ha invadido las urbanizaciones. Estamos a 24-12-2018. La noche está inundada. Los coches flotan sobre cenagosas aguas salobres. En las montañas persisten los atascos. Mañana es navidad…

La humanidad, como siempre, huye de los problemas, jamás los resuelve, se acomoda a lo incómodo, no afronta, rechaza, no previene, las ve venir presa de pánico y se readapta, como mal menor, o perece. Este ha sido el motor de la especie humana desde los tiempos más remotos: Huir de los volcanes, de las junglas en llamas, de las tierras estériles, del hambre y de las guerras…Pero ahora La Tierra está globalizada, a punto de arder por los cuatro costados; y no podemos huir porque ningún rincón habitable se salvará de la gran ola, rabiosa en espuma, que asolará la totalidad del planeta.

Nuestro globo terráqueo, ha sufrido conmociones y catástrofes de carácter cósmico e interno a lo largo de su dilatada historia.4.600 millones de años emergiendo una y otra vez de estos traumáticos trances. Vamos, que ha salvado el tipo, de momento, aunque las bajas de seres vivos han sido incalculables: Un 98% del total de las especies que han existido fueron liquidadas; y es muy posible, que nosotros, los humanos, liquidemos el resto.

Conseguir una especie “inteligente” en nuestra galaxia es sumamente difícil. Los cálculos más generosos nos ofrecen un patético resultado: Una civilización por cada ciento cincuenta mil millones de estrellas que componen una galaxia media como la nuestra; y en un margen de tiempo de cincuenta millones de años. O sea que cada cincuenta millones de años, tienen la oportunidad de existir por galaxia, unos bandarras como nosotros. ¿Estamos solos? ¡Qué poco amamos lo singular!. ¿Queremos destrozar el milagro de la materia?

Queremos presumir del automóvil más espectacular, la mansión más grande, los trajes más caros, que nos envidien por llevar mujeres con los cuerpos más poderosos, los rostros más exóticos, los brillantes más preciados, los monopolios más imperiales. Dominio y poder, ¡para qué!. Los telomeros indescifrables ya tienen programada la muerte del hombre más rico sobre la tierra.

Más temprano que tarde nos daremos cuenta. Mientras quede hielo en los polos los inviernos serán cada vez más fríos, porque se están derritiendo. En tanto, los vientos huracanados acentuarán su velocidad y se calentarán hasta el punto de poder quemar el oxígeno de la atmósfera. Las aguas de los mares y océanos subirán cada vez con más rapidez hasta alcanzar los cincuenta o sesenta metros por encima de las costas actuales. Las ciudades costeras quedarán anegadas antes de que los que hoy nazcan cumplan cuarenta años. El desastre ya está en marcha desde hace algunos decenios y seguimos sin hacer nada. Los gobiernos ni emprenden campañas de concienciación ciudadana, para que usen menos los automóviles, ni ofrecen alternativas, como transportes colectivos ecológicos gratuitos y mayor desarrollo de las energías alternativas no contaminantes.

Si no cambiamos la forma de progresar radicalmente, nos tocará luego lamentarnos cuando ya no haya remedio Y ese cambio de actitud, se ha de producir desde la base, que somos las mayorías afectadas, las que no tenemos ninguna parte en ese pastel que parecen repartirse los miembros más relevantes de los países más ricos ,en las infructuosas cumbres sobre el cambio climático y el futuro de la humanidad.. Está claro que les importamos un huevo las mayorías, excepto para llenar las urnitas.

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