Empujada por los reflujos del tiempo, cuando el synth pop y la new wave reinaban sin tan ni siquiera pensar que formarían parte de la historia, encontré la rutina y el sosiego. Los sonidos que emulaban antiguas percusiones tribales y las frases repetitivas regurgitadas de voces infrahumanas, llevaban a sus acólitos al movimiento epiléptico, tras los haces de las longitudes de onda que pertenecían al visible. Pasillos en penumbras en continuo laberinto de chapas de metal y carne caliente formando el híbrido nocturno, la nueva raza, todo ello aderezado, como no, de aquella mezcla de líquidos derivados de la urea, la bilis y el etanol que sumergía los pies de aquellos a los que ya se olvidaron.

Allí me encontré a mi misma, allí aprendí a desvirtuarme. Extrapolé mis actos al día a día, apartando la causa y regocijándome en el efecto, como si la relación entre ellos, nunca hubiera existido. Que bien me siento con mi esófago caliente, que hermoso es ver la composición de los elementos en el fondo blanco, que plena soy con el amargor que me inunda la boca, que "deja vu" siento todos los días, como si oliera en ese instante la masa informe al son de los antiguos sintetizadores, que patética me veo cual orgasmo en decadencia... que extraña me siento cada día, entre arcada y arcada, a los pies de un vater...esperando el último reflujo...

Síntesis de antiguas épocas Contemporáneas. Laura Conte.