24 de febrero de 2005
Cuestión de finales que no de principios por Pituito Riruejo Siempre he admirado a aquella gente que escribe sabiendo lo que va a escribir, tienes la idea clara en la cabeza, y la expresas con sus Pero, que difícil es llevar un orden cuando lo tienes tan claro, que conforme vas escribiendo vas perdiendo el punto de vista que en un principio tenias, y empiezas a divagar con aquellas palabras que en ese momento fluyen por tu mente (hay gente que aquí se pierde), cuando después de tanta perogrullada retomas el tema, la bici ya no es de paseo sino de montaña y te trae tan buenos recuerdos, que alguno hay que contar y así, nos desviamos quien sabe cuanto del tema (hay anécdotas dignas de contar y otras dignas de saber cuando contarlas). Tantas emociones ha despertado en nosotros, que ya ni queriendo podríamos volver a la que en un principio era una mera descripción. Con los dedos a flor de piel y la convicción de que tan sinceras palabras impactarán en el lector marcándole de por vida, caes en la cuenta de que vives a años luz de las flores de tus dedos, que conversarás largo y tendido sobre ello para acercarte, y que solo eres lo que demuestras con tus acciones y que el hecho de escribir con la intención de transmitir algo más que palabras, ha influido en ti, de tal modo ya no sabes si sentirte bien, por haber conseguido sacar un trozo de ti al exterior, o por el contrario te planteas lo peligroso que podría ser si en lugar de describir una bici, me preguntaran por mis sentimientos. Bienaventurados aquellos que se expresan tipo test, porque solo se No quieras dar una primera impresión en tu segunda oportunidad. Aplícate el cuento ajeno que del propio es muy jodío aprender. |