Si la vida esta formada de sensaciones, no hay ninguna comparable a cargarte en brazos, porque cargarte es darte seguridad, darte calor, darte protección, darte amor, es darte lo mejor de mi.
Es dejar a un lado los agobios, las prisas, los ruidos, es detener el tiempo a tu alrededor y entonces, en ese paréntesis único, sentir que lo ofrezco todo y lo recibo todo.
Saber que se abre un canal de comunicación entre nosotras más poderoso que los usados de un modo programado y mecánico, como el habla o la gesticulación.
Ese camino es el olor, la satisfacción de olerte me envuelve, se me pega a la piel y se me filtra en el alma hasta ocupar mi mente, impregna mi ropa y me acompaña permanentemente.
Deja una huella que hace nuestra relación mas intensa, pues lo percibido, aquello que se ha generado entre nuestra almas permanece, obligándome de un modo constante a tener conciencia de lo que he sentido, sin ofrecerme la posibilidad de apartarlo.
El olor de un bebe te mece, es el dulce olor de los pañales sucios y la leche agria, es un olor a ropa de algodón y sudor de abrazos y achuchones,
Porque hueles a caricias y a compromiso, y ese es el olor de la entrega y la satisfacción, el olor del agradecimiento, ya que nunca dejare de agradecerte que saques lo mejor, lo más puro y noble que hay en mí, solo por cargarte en brazos.