15 de julio de 2004
INCAUTOS por Gaspar D. Pomares

Precisamente el aspecto que menos debería patinar en un película de timadores, falla en "Incautos". Me refiero al desarrollo de la trama, al menos a mi me resulta primordial para una película que intenta jugar con la sorpresa, los giros inesperados, las trampas, los chicos listos y los pardillos, porque lo importante es hacer creíble la estafa. Con esto, no quiero decir que el guión resulte chirriante, lo cierto es que durante buena parte del metraje tiene un desarrollo fluido, incluso algunos saltos en el tiempo son introducidos con acierto, pero conforme nos vamos acercando al final, surge una inexplicable (o quizás no tanto) necesidad de sorprender a cualquier precio, aunque se tenga que dinamitar la veracidad, porque lo fundamental es hacer del espectador un incauto.

No voy a caer en la trampa de alabar este filme por la sugerencia de un supuesto diálogo entre el espectador y el director, siendo el primero un estafado del engaño cinematográfico planteado por el segundo, entre otras cosas porque resultaría un juego de palabras demasiado fácil por mi parte, siendo ésta una película de timadores. Pero no obstante, se deben resaltar algunas genialidades que ocultan los deslices del desenlace argumental, de esta manera, bien es cierto que durante la proyección, si no se pretende ser demasiado quisquilloso, el derroche de todos los actores y el excelente ritmo desplegado por Miguel Bardem, hacen que en caliente uno no tenga porque pararse a pensar en la falta de veracidad de las vueltas de tuerca del desenlace, lo que sin duda demuestra que estamos ante una buena puesta en escena.

¿Qué nos queda entonces? Sinceramente, sólo un correcto producto de entretenimiento, realizado con buen pulso, pero incapaz de ofrecer nada más. Vamos, lo ideal para este periodo de vacaciones y calor: nos metemos en una sala de cine acondicionada y nos dejamos llevar.

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