Desde la irrupción del "splatter" en los años 70, con títulos tan imprescindibles como "La matanza de Texas" (Tobe Hooper, 1974), el cine de terror se ha caracterizado, acertada y sobresalientemente, por la corporalidad del dolor y la viscelaridad de las entrañas. Sin duda, una interesantísima y fundamental lectura sobre la imagen.

En mayor o menor medida, las mejores y más recientes aportaciones al género del terror han jugado con estos ingredientes, y también los mayores éxitos, por ello resulta sorprendente que se cuele en las carteleras un título como "Ellos", en donde las claves del terror son implícitas y no explícitas, es decir, se juega con la sugerencia, se deja de lado esa corporalidad dolorosa para intentar retratar un terror más psicológico, jugando con la sugerencia y las medias tintas.
El resultado lo debemos considerar de satisfactorio, pero tampoco es para tirar cohetes, porque formalmente domina la corrección antes que el genio, y se pone con demasiada evidencia las cartas con las que se juega. Lo mejor de esta obra lo encontramos en su totalidad, viendo como su factura formal (este cine de lo implícito) se hermana acertadamente con la historia narrada (una especie de bichos que persiguen a los protagonistas y que sólo se manifiestan en la oscuridad).

Los partidarios de un terror exquisito no se verán defraudados.