16 de abril de 2004
LA PASIÓN DE CRISTO por Gaspar D. Pomares

Dentro de la incesante ametralladora informativa que ha venido disparando “La Pasión de Cristo”, circulaban unas imágenes a modo de “making off” en las que aparecía un Mel Gibson metido en labores de director y pidiendo más niebla artificial para crear la atmósfera deseada. Bien analizado, este momento es algo más que una anécdota de rodaje, pues toda buena película tiene algo de intangible, que algunos llaman atmósfera (y no es casualidad), y que viene aportado por la genialidad del director. Mel Gibson, visto lo visto, no es más que un buen hombre con un aparatito de hacer niebla debajo del brazo. Sucederían muchos milagros durante el rodaje, pero las diosas de la inspiración no se dieron una vuelta. Bueno, pero como son paganas, es lógico que no aparecieran.

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