1 de diciembre de 2004
EL DIARIO DE BRIDGET JONES por Daniel Vargas

La futilidad de la explotación

Que el cine de Hollywood está en crisis es algo que nadie puede dudar. Hay una falta de creatividad inmensa. La creatividad brilla por su ausencia. Como muestra, un botón. A nuestra pobre cartelera nos llega un intento de continuar con el filón de las segundas o terceras partes. En este caso se trata de explotar una idea que ya había dado de sí todo lo que podía ofrecer. “El diario de Bridget Jones” era una película simpática, agradable y a ratos divertida. Basada en la novela del mismo tipo y con un aire feminista muy marcado, nos narraba las desventuras de la pobre Bridget Jones en busca de su amor perfecto. Vale, la película no era como para tirar cohetes, pero tampoco estaba tan mal.

Sin embargo, todo lo que era novedad y sorpresa, en “El diario de Bridget Jones 2” se convierte en cansino y aburrido. La película es de lo peor que he visto en mucho tiempo. Las situaciones se reiteran hasta la saciedad. Los productores, muy avispados, han pensado “lo que hace gracia una vez, puede hacer gracia una segunda vez”. Pues no necesariamente. Si hablamos de genios de la comedia como los Hermanos Marx, Buster Keaton o Chaplin, el “gag” repetido funciona a las mil maravillas. Pero aquí el problema, es que el punto de partida tampoco hace tanta gracia, así que, si lo repetimos, nos encontramos con una sosería al cuadrado.

Realmente no hay nada que destacar de esta película. Ni siquiera la banda sonora, aunque puestos a elegir, mejor la banda sonora que la película. Todas las canciones parecen sacadas del catálogo de Kiss FM. Parece que hayan dicho “vamos a reunir todas las peores canciones, a ver si conseguimos algo”. Da pena ver a René Zellwegger embutida en esos vestidos imposibles. Da igual que haya engordado para el personaje. Cualquier intento es fútil, vacuo, inútil. Por poner un ejemplo, Bridget Jones se va a esquiar. Se le podría haber sacado mucho partido a esa secuencia. Situaciones cómicas; mil y una. Pero debido a la pereza de los guionistas y a la del director, no se consigue sacar ni una situación divertida. Y qué podemos decir del momento en que Bridget Jones acaba en una cárcel de Tailandia. De lo peor de la función. Está visto que los productores no han visitado una cárcel tailandesa en su puta vida. Y Hugh Grant, bueno, es que nunca lo había visto tan demacrado y envejecido como en esta película. Guión inexistente, torpeza en la dirección, pobreza narrativa. En fin, mi consejo es prescindir de esta bazofia y quedarnos con la primera parte, aunque tampoco es mucho.

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