2 de octubre de 2004
EL BOSQUE por Gaspar D. Pomares

Recordando la anterior filmografía de M. Night Shyamalan, "El bosque" poca novedad tiene que aportar. Pero después de todo hay costumbres que resultan saludables, y la puesta en escena de este cineasta es tan sedosa y juega de manera tan pausada y equilibrada con nuestros miedos ancestrales, que es difícil escapar a su encanto.
De la insignificante anécdota de un pueblo encerrado en sus propias fronteras, se trazan una serie de puntos de oro puro. Por un lado, como relato de terror, "El bosque" es impresionante, ganándose el miedo del espectador a través del escenario, la atmósfera del lugar y el miedo de sus gentes. Por otro lado, la historia narrada (como es habitual es este cineasta), esconde cierto moralismo, pero para nada caduco y adoctrinador, sino más bien inclinado hacia la inocencia paleocristiana, así, los miedos que impiden a las gentes del pueblo ir más allá del valle, se convierten en metáfora de una religión opresiva, que se mantiene por las amenazas hacia sus creyentes.

Aunque Shyamalan vuelva a caer en las piruetas de sus guiones, el pulso que consigue como cineasta es muy destacable, siendo un buen conocedor de las claves de la narración clásica.

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